viernes, 28 de agosto de 2009

MIL SOLES ESPLENDIDOS

Sacó un burka azul celeste de la bolsa.
Miro a su esposa y le dijo - algunos de mis clientes traen a sus esposas a mi tienda, las mujeres vienen descubiertas, me hablan directamente, me miran a los ojos sin vergüenza. ¡Ellos lo permiten!, de donde yo vengo no es así, allí sólo el marido puede ver el rostro de una mujer. Tenlo presente. ¿Me has entendido?.
Ella asintió. Cuando le tendió la bolsa, la cogió.
Mariam nunca había llevado burka, Rashid tuvo que ayudarla a ponérselo.
La parte acolchada de la cabeza le apretaba y era pesada, le resultaba extraño ver el mundo a través de una rejilla. La perdida de visión periferica resultaba desconcertante, y no le gustaba la sensación opresiva de la tela plisada contra la boca.
- Ya te acostumbraras - dijo él -. Con el tiempo, seguro que acaba gustándote.

(Khaled Hosseini)

PD: Cuando las religiones traspasan los derechos humanos, se convierten en fanatismo puro.

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