Ya pasó, otra marea alta que me alejó de la playa.
Me tranquilizo y vuelvo a empezar otra vez.
En tierra firme me armo de valor para volver a retomar mis circunstancias.
Esta vez el golpe me llevo lejos, me perdí en el medio del océano y por unos minutos no encontraba la orientación para regresar.
Solo tuve que parar a descansar, recuperar la calma y dejarme guiar por el faro que alumbraba en la lejanía.
Después de la tormenta y con los daños todavía latentes hay que hacer balance de lo perdido y ganado; y sin dejar de mirar al horizonte retornar el viaje.
Siento que se hace mas duro, pero no faltan las ganas y menos ahora que a lo lejos se vislumbra el puerto más cercano, y aunque no sea el definitivo el riesgo está asumido y merece la pena correrlo.
Me llevara mas tiempo del pensado pero para eso en mi equipaje no falta la paciencia y algo de lo recibido en tierra, el ánimo y la confianza, algo imprescindible que me ayudara si el tiempo cambia y vuelve a sacudirme.
Y con todo dispuesto me vuelvo a embarcar una vez mas; y prosigo mi aventura, con voluntad suficiente para deshacerme de la vida que planee, y tener la vida que me está esperando....
Me tranquilizo y vuelvo a empezar otra vez.
En tierra firme me armo de valor para volver a retomar mis circunstancias.
Esta vez el golpe me llevo lejos, me perdí en el medio del océano y por unos minutos no encontraba la orientación para regresar.
Solo tuve que parar a descansar, recuperar la calma y dejarme guiar por el faro que alumbraba en la lejanía.
Después de la tormenta y con los daños todavía latentes hay que hacer balance de lo perdido y ganado; y sin dejar de mirar al horizonte retornar el viaje.
Siento que se hace mas duro, pero no faltan las ganas y menos ahora que a lo lejos se vislumbra el puerto más cercano, y aunque no sea el definitivo el riesgo está asumido y merece la pena correrlo.
Me llevara mas tiempo del pensado pero para eso en mi equipaje no falta la paciencia y algo de lo recibido en tierra, el ánimo y la confianza, algo imprescindible que me ayudara si el tiempo cambia y vuelve a sacudirme.
Y con todo dispuesto me vuelvo a embarcar una vez mas; y prosigo mi aventura, con voluntad suficiente para deshacerme de la vida que planee, y tener la vida que me está esperando....
1 comentario:
Tormentas ha habido y habrá siempre, desde el principio de los tiempos, de todos los tipos, bruscas y destructivas, o suaves y refrescantes. Es algo con lo que hay que contar si queremos llegar al puerto deseado. El secreto está en ser un buen navegante, prever la tormenta, pertrecharse para lo que pueda suceder y mantener bien fijo el timón, sobre todo eso, mantener fijo el timón. Un buen navegante sabe donde se encuentra el puerto donde quiere amarrar y nunca pierde el rumbo, su espíritu le obliga a ello, a seguir, a navegar hasta llegar al destino deseado. Las tormentas, por muy bruscas que sean, siempre pasan, y nos conceden tiempo suficiente para recomponer nuestro barco y hacerlo, si cabe, más fuerte...Las tormentas siempre pasan, el puerto al que queremos
llegar siempre estará ahí, sólo hay que llegar...
Maten firme el timón guerrera
Esepetux
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