Y el resultado es:... ¡¡No tengo ni idea!!!
Premio para el caballero.
Esta soberana frase fue pronunciada por mi Neurocirujano nuevo, mientras miraba mi resonancia en la pantalla.
Muy bien, llevo 3 meses esperando, que total para que voy a tener calidad de vida, con lo aburrido que es. Y luego hala a buscar curro, y a hacer vida normal, con lo bien que se está así, tullidita y con dolores, jo, me quejo de vicio, lo sé.
Pero él quiere ayudarme, a seguir así, y yo se lo agradezco, y para ello también se le pasó por alto citarme para una electromiografia, una prueba que es lo mejor, te pinchan en los nervios hasta que gritas de dolor, sé como divertirme, ¿o no?
Pues bien, desde julio esperando la dichosa prueba y resulta que llamando al lugar donde las hacen, yo ni estoy apuntada, porque a mi héroe particular se le olvido rellenar el volante.
Así que estoy contenta, siiii, estoy contenta de tener auto-control, y no dejarme llevar por la ira y el enfado, por no pensar en pisar cabezas y partir piernas, estoy contenta, porque sé que sólo se trata de un fallito de nada, y sin intención.
A todo esto le junto que mi médico de confianza, al que le debo seguir andando y el único que puede ayudarme, no puede atenderme por pertenecer a otro distrito médico, y llevo dos cartas escritas al director del hospital pertinente que todavía no se ha dignado a contestar.
A pesar de todo esto duermo tranquila cada día, convencida que mi salud y la de todo el resto de la humanidad la guardan profesionales de confianza.
Como siga así voy a necesitar ayuda de verdad, pero de un abogado en la carcel, porque a este paso la mango.
Espero recibir visitas.
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