En el mar.
Tan inmenso, azul e ilimitado...
Sus aguas no sólo limpian tu cuerpo, limpian también tu alma, te purifican y te sientes renacer de nuevo.
El sonido envolvente de sus olas te hacen uno con ellas, adentrandote en un universo de calma y serenidad continuadas.
Te dejas llevar por completo, y fluyes en armonía con él, impregnándote de su energía, liberándote así de todo lastre innecesario.
El mar es el paréntesis obligado que debemos hacer de vez de en cuando para conseguir ver la claridad en lo que antes dudábamos.
Y así, con todo en orden dentro de nosotros, encontramos de nuevo el norte para no volver a desorientarnos.
Pero si en algún momento nos sentimos perdidos, solos, u olvidados, podremos a volver a él, siempre nos seguira esperando.
PD: Mi visita al cantábrico.
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